Continuamos con el salón...

Jesús A.
En los meses que nos llevaron las dos primeras reformas, erramos y acertamos, pero sobretodo aprendimos a resolver todas las dificultades que nos surgían (que no fueron pocas) y un "oficio", el de carpintero. Con estos conocimientos adquiridos y con ánimos para continuar y dejar nuestra huella en el barco nos propusimos reformar también el salón.

No todo había que quitarlo y ponerlo nuevo, pero si cambiar algunas partes y darle un pequeño "repaso" a otras. Lo primero que hicimos fue desmontar todo el techo y... ¡oh! sorpresa... la instalación eléctrica estaba en mal estado y no todo lo funcional que cabía esperar. Lo que en un principio iba a ser una reforma de carpintería se transformó en una obra completa de carpintería y electricidad.

Techo del salón terminado.

Dándole vueltas al tema de la electricidad, decidimos hacer una instalación nueva y un nuevo panel de mandos con todos los circuitos por separado y con interruptores que controlasen todos los encendidos, ya que, encontramos que el panel que teníamos con 6 automáticos daban servicio a todos circuitos a la vez. No fue fácil averiguar el camino de la instalación, pero una vez descubierto hicimos el cambio y modificación del cableado, pero sobre todo lo más importante es que íbamos a tener un panel de mando en condiciones con indicadores luminosos y rótulos, además de medidores digitales de carga de las baterías. Esta obra nos sirvió para saber por donde estaba cada cable y cual era su función, para que en caso de avería localizarla rápidamente.

Cuadro de mandos original.







Cuadro de mandos ya terminado.










Una vez realizada la obra de electricidad si que fue el momento de empezar con la carpintería, para ello sustituimos todas las tablas del techo forradas con polipiel por tablas del mismo tamaño de madera fenólica barnizada. En la mesa de cartas, fue donde más trabajo tuvimos, porque además de todo el montaje eléctrico de los cuadros de mando, también quitamos toda la polipiel que estaba caída por la humedad y la sustituimos por machiembrado de madera. El resultado final fue que el salón con la nueva iluminación y la madera quedó mucho más cálido y acogedor. Por supuesto, detrás de la madera también aislamos el hueco con la pared de fibra con espuma al igual que hicimos en los camarotes, y en el techo ese hueco nos sirvió para pasar todo el cableado eléctrico.

Mesa de cartas en su estado original con el techo caído.




Mesa de cartas ya acabada.


El salón una vez finalizada la reforma.
Después de estar todo el invierno trabajando todos los fines de semana, y creíamos que habíamos terminado... nos dimos cuenta que nos faltaba algo muy importante y que la Ley nos lo exigía, el tanque de aguas negras. No lo tenía instalado por lo que tuvimos que reformar una parte del asisneto del salón para adaptar el tanque de aguas negras y la bomba, además de realizar toda la instalación de tuberías y grifería nueva. En las fotos podemos ver el hueco que le buscamos, que por suerte lo tenía justo para la capacidad y tamaño del tanque.

Tanque de aguas negras y bomba.




¿Por qué no seguir?

Jesús A.
Acabado el camarote de proa, quedamos más conformes de lo que esperábamos y más después de lo que nos costó hacerlo... ahora entiendo a los contorsionistas, ya que trabajar dentro del camarote de proa colocando la madera fue como estar dentro de una lata de conservas... nos resultó muy incómodo.

Después de esta primera experiencia, y viendo el resultado final, empezamos a tomar la decisión de continuar con las reformas del barco nosotros solos, aunque eso significara horas y horas dentro del barco trabajando (casi todas en fines de semana). Así que, planificamos nuestro siguiente brico: los camarotes de popa.

En principio nos daba respeto meternos en esta obra por dos razones, en primer lugar por el tamaño de los mismos y sus estrecheces (de las cuales nos acordábamos del camarote de proa) y en segundo lugar por las formas y detalles que tendríamos que salvar en ellos.

Detalle de la esquina.

Decidimos utilizar también la madera como material de las paredes y los techos, pero en este caso en lugar de utilizar tablas machiembradas quisimos utilizar listones de dos tamaños, uno más ancho de fenólico marino de 10 mm. y otro de distinto color y grosor también fenólico. Deseábamos distintas tonalidades de color en las maderas, para ello escogimos un clor claro en la más ancha y uno oscuro en la estrecha, y además para crear sensación de profundidad y mayor tamaño a los camarotes las colocamos en sentido horizontal.

Uno de los mayores quebraderos de cabeza que nos dieron estos camarotes fueron las esquinas redondeadas de encima de la cama, además (y vuelvo a insistir a riesgo de caer pesado) la sensación de sentirnos "conejos en su conejera". Estudiamos diferentes posibilidades y materiales, finalmente el que mejor se acoplaba al diseño que estábamos realizando fue utilizar pequeños listones verticales dando la curvatura, esto nos permitía seguir incorporando aislante por detras de la madera.

En las fotos siguientes podemos observar como eran los camarotes antes de la reforma y el resultado final de los dos camarotes.


Camarote de estribor antes de la reforma.

Camarote de estribor.



Camarote de babor antes de la reforma.


Camarote de babor.


¿Por dónde empezamos?

Jesús A.
Esta fue la pregunta que nos hicimos al ver el interior del barco, cuando comenzó el primer otoño con el Kabala, y por más que mirábamos no sabíamos por donde empezar. Al final se impuso lo práctico, porque al ir a mirar uno de los techos de polipiel del camarote de proa se nos vino encima, con lo cual ya habíamos tomado la decisión de comenzar por proa.

Una de las cosas que más nos llamó la atención es la humedad que tenía el barco por las paredes y el techo. Consecuencia de la humedad teniía deterioradas muchas partes en las estancias del barco, de hecho hasta las maderas del techo de salón estaban dañadas, pero como dije al principio decidimos empezar por el camarote de proa.

A nosotros siempre nos ha gustado la calidez que da la madera sobre otros materiales y por eso decidimos utilizar la madera para las paredes y el techo. Lo nuestro no era la carpintería, más que nada porque nunca lo habíamos hecho, así empezamos a pedir presupuestos a distintos carpinteros. Los primeros presupuestos fueron desalentadores, más que nada porque debían pensar que eramos millonarios por tener un barco, eran desorbitados, y finalmente no encontramos ninguno que se ajustara a nuestro persupuesto disponible. Con el tiempo, nos hemos dado cuenta que hablar de producto náutico es hablar de un producto más caro que el mismo en otro tipo de establecimiento.

Finalmente, nos propusimos emplear nuestros fines de semana para realizar nosotros el trabajo, aunque tuviéramos que aprender a realizar tareas de carpintería. Con tiempo, herramientas y sobre todo ganas se puede haer cualquier cosa.
 
Decididos como estábamos, empezamos la obra. Primeramente dejamos todas las paredes y el techo despejados del material viejo y dañado, dejando el camarote completamente vacío. Como íbamos a poner tablas de madera en las paredes pegamos rastreles donde atornillar posteriormente las tablas, dejando un hueco entre la pared y las tablas para posteriormente rellenar con espuma de poliuretano, ya que nos iba a servir como aislante y además para hacer de "sandwich" dando consistencia a la pared. 

En las imágenes vemos el antes y el después de nuestro primer brico:
 
El camarote de proa acabado....



... y así nos encontramos el camarote.

La primera salida.

Jesús A.
Como ya comenté en el post anterior, todavía nos quedaba ajustar la jarcia firme, y para ello buscamos un día idóneo para salir a navegar y realizar los ajustes pertinentes en los obenques. fue nuestra mejor excusa para realizar nuestra primera salida con el barco. La mar estaba bastante bien, tendríamos más o menos metro y medio de mar de fondo, y el viento estaríamos entre fuerza 3 y 4. En definitiva, un día ideal para salir.
  
Comprobando la nivelación del palo.


Realizando ajustes.
Por suerte, ya lo habíamos comprobado en la arboladura del barco, los tensores de los obenques estaban en un estado bastante bueno, excepto el tensor del backstay que tuvimos que suavizarlo en el astillero a base de calor porque estaba completamente agarrotado. Esto nos facilitó, y mucho los ajustes, primero ajustamos la banda de babor y seguidamente la de estribor, comprobando en cada momento la nivelación del palo.

Una vez realizados los ajustes de la jarcia firme, nos pusimos a comprobar el resto de elementos y el estado de las drizas y escotas para las maniobras. Por fín estábamos navegando, el resto de la tarde nos dedicamos a disfrutar de la navegación.

El barco empezaba a escorar!!
Las primeras millas...




















El barco venía con una mayor de sables forzados, una génova enrollable y un spi. Almacenadas en los tambuchos, junto al spi, estaban una génova de garruchas para montar en el stay volante y una mayor sin sables muy ligera. Toda la maniobra del spi y los tangones estaba reenviada a la bañera, por supuesto la génova también, no así la maniobra de la mayor, ya que tanto la driza como los rizos estaban en el palo.

Este era un tema que tendríamos que revisar con el tiempo, por que la seguridad para nosotros lo era todo y aunque era fácil (con buen tiempo) hacer la maniobra con la ayuda de las dos barandillas al lado del palo, una en cada banda, siempre es más seguro realizar las maniobras y gobernar desde la bañera.

Cuando regresamos a puerto, empezamos a mirar minuciosamente todo el interior y nos dimos cuenta del trabajo que nos quedaba por realizar dentro del barco en todos los aspectos. En sucesivos post iré contando los inviernos que nos hemos pasado trabajando para mejorar el Kabala y dejarlo a nuestro gusto...